Hay pocas decisiones tan estratégicas en los clubes profesionales como la contratación del entrenador principal. Como enlace esencial entre la dirección deportiva y los atletas, es (entre otras cosas) sobre sus hombros que descansa el éxito de una temporada. Entonces, ¿qué criterios hay que tener en cuenta para garantizar el éxito de la contratación?
Si las habilidades técnicas del entrenador son obviamente a tener en cuenta, sus habilidades blandas son igual de esenciales. De hecho, más allá de ser un experto en su disciplina, el entrenador es sobre todo un gestor. Por lo tanto, su capacidad de comunicación, de federación, de apoyo a sus deportistas y de gestión de sus emociones es lo que marca la diferencia.
Y, sin embargo, incluso al más alto nivel, estas habilidades blandas rara vez se evalúan con precisión durante la contratación.
Un entrenador de balonmano entrevistado por Sport Profileo dijo: "En el contexto actual del balonmano, siempre me horrorizan las decisiones que toman los directivos para contratar a tal o cual entrenador. Sería bueno que los directivos se fijaran en el perfil de comportamiento del entrenador que contratan.
Carlo Ancelotti, en su libro The Quiet Leader (1), también habla de la rareza de este enfoque en el fútbol. "En mi carrera, sólo un club me ha preguntado "¿Cuál es su estilo de gestión? ¿Cómo se trabaja con los jugadores? ¿Cómo actuarías en esta o aquella situación? Era el Chelsea. He tenido 10 entrevistas con ellos, y aunque está lejos de ser la norma, es la mejor manera de evitar un mal reparto. Todos los clubes deberían tomar este enfoque como ejemplo".
Además de la entrevista, se pueden utilizar otros métodos para evaluar el perfil del entrenador: estudios de casos, cuestionarios psicométricos o juegos de rol. Hace unos años, un club de fútbol profesional de la Ligue 1 experimentó con una evaluación de media jornada que combinaba varios métodos para comprender mejor el estilo de dirección de sus entrenadores.
Más allá de ilustrar al club sobre la decisión a tomar, la evaluación objetiva de las capacidades directivas, siempre que dé lugar a un debriefing con el interesado, puede resultar una fuente de información muy rica para el propio entrenador. Una evaluación de las propias competencias blandas permite al orientador conocerse mejor a sí mismo, emprender un proceso de desarrollo de sus competencias y aclarar sus opciones profesionales.
(1) C. Ancelotti, el líder silencioso, Hugo Sport, 2016