Entrevistas, cuestionarios de autoevaluación, recogida de las percepciones de su entorno: existen diferentes métodos para evaluar la fuerza y la naturaleza de las motivaciones de un deportista de alto nivel. Más allá de la cuestión de los medios, está la cuestión de los fines. Evaluar la motivación, sí, pero ¿para qué? Hay al menos tres buenas razones para evaluar las motivaciones de los deportistas de alto nivel.

 

1 - MEJOR RECLUTAMIENTO

La motivación es un elemento esencial del rendimiento deportivo. Es el combustible que impulsa al atleta de alto rendimiento. Por lo tanto, es necesario que los reclutadores evalúen el nivel de motivación de un deportista antes de reclutarlo. Y algunos lo han entendido. Me lo dijo un entrenador profesional de voleibol: "Hay un jugador que era mi primera opción en términos deportivos, pero no era la suya. Y me dije: prefiero tener mi segunda opción, que es muy entusiasta, que cree en nuestro proyecto deportivo, que el que va a dar a medias, aunque sea intrínsecamente mejor.

 

2 - APOYAR A LOS DEPORTISTAS EN SU ELECCIÓN DE CARRERA

Apoyar al deportista en su elección de carrera implica no sólo evaluar el nivel de motivación del deportista, sino sobre todo identificar las fuentes de motivación. ¿Está el atleta motivado principalmente por la pasión por su deporte? ¿Por el reconocimiento de su familia y amigos? ¿Por el deseo de ser el primero? ¿Por el reconocimiento del público en general? Dependiendo de lo que le motive, un atleta puede, por ejemplo, aceptar más o menos fácilmente una plaza de suplente en un equipo. Puede prescindir o no de la presencia de su familia y amigos durante mucho tiempo. Puede que le interese detener su carrera en la cima o continuarla serenamente en niveles inferiores.

 

3- AYUDAR AL DEPORTISTA A REGULAR SU NIVEL DE MOTIVACIÓN

Una motivación estructuralmente demasiado baja o, por el contrario, estructuralmente demasiado alta puede tener un impacto negativo en el rendimiento deportivo.

El riesgo de estar motivado al 200% es, sobre todo, el riesgo de sobreentrenar y de lesionarse. También es el riesgo de invertir demasiado en una parte de la vida, en detrimento de las demás, y por tanto de debilitar el equilibrio personal.

Por otro lado, el riesgo de estar motivado al 50% es, por supuesto, el de no darse todas las oportunidades de éxito. En este caso, comprender y actuar sobre lo que limita profundamente la motivación del deportista será esencial para su éxito a largo plazo.

 

Contratación, elección de carrera, apoyo al rendimiento: todos estos son contextos en los que tiene sentido la evaluación de las motivaciones estructurales de los deportistas de alto nivel.